En líneas generales partido malo, emocionante, pero malo. El Madrid, fiel al estilo Mou, 4 defensas, 2 centrocampistas Alonso y Khedira, sin permiso para pisar campo contrario y la responsabilidad de la creación de juego en manos de Modric, al que Mou le dio 3600 m2 de campo para él sólo, y que, aún así, mientras estuvo en el campo fue el mejor de su equipo. Ozil en banda estuvo bien vigilado y entre el lateral y la ayuda de un central o un pivote siempre le cortaron las diagonales, en la otra banda Cristiano no pudo desbordar, Juanfran y Gabi le amargaron la noche. Benzema estaba ahí, pero sólo estaba, a veces parecia que incluso no estaba.
El Atletico en su línea, no hay talento, pero hay físico, contacto, en fin lo previsible, el 99% de su combustible lo gastó en medio campo, la jugada del gol en el primer tiempo y hubo que esperar al minuto 94, ya en la prorroga, para que volviera a pisar el área madrilista con intención de hacer daño.
Cierto que el Madrid se pudo llevar el partido tan sólo con su talento, tres postes y dos paradas excepcionales del meta colchonero, pero fue el Atletico quien supo llevar el partido a su parcela, presión y, o robo de balón o falta, y en la mayoría de las ocasiones era falta, falta, falta, factor que acabó por desequilibrar al Madrid, a Cristiano y al mismísimo Mou. El arbitro mal, permitio la reiteración de faltas castigando más las protestas de los que recibían las faltas que quien las cometía.
El Real Madrid muy por debajo de su nivel, no sólo en el campo, sino también en el banquillo que pese a ver como el equipo se iba desinflando no llevó a cabo los cambios para mantener la intensidad, dejó que Modric se consumiera y cuando esto ocurrio se acabó el Madrid. Los cambios tarde, ya no había quien jugará el balón, tan sólo algún chispazo de Di Maria, el descerebrao, que puso un balon de oro a Ozil. Salio Higuain por Benzema, pero Higuaín hizo de Benzema, el que estaba pero que a veces parecia que no estaba.
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